Mapas, Nuruddin Farah



PROLOGO

Benjamín Alías

Somalia, el estado más débil del mundo

Somalia es una nación ubicada en el llamado Cuerno de África. Actualmente es considerada, por la comunidad internacional, un estado frágil que no puede proveer garantías constitucionales o jurídicas ni garantizar derechos o servicios básicos a los habitantes de su territorio en términos de seguridad, salud o educación. Este presente calamitoso es, sin duda, consecuencia de un pasado mucho más turbulento y de la imposibilidad histórica de autogobernarse débido a intereses extranjeros.

Somalia obtuvo su independencia, como muchos países africanos, en 1960. La actual Somalia es fruto de la unión de dos excolonias: Somalia Italiana y el Protectorado de Somalilandia Británica. Dentro de este proceso de descolonización quedan fuera los territorios de la administración francesa de los Afars y de los Issas (Somalilandia Francesa), las regiones del Ogadén de población somalí (entregadas a Etiopía por las potencias occidentales) y las zonas del distrito Norther Frontier District al norte de Kenia, también con población somalí. El hecho de que todos estos territorios no hayan formado parte de una gran Somalia explica en gran medida la inestabilidad posterior de la región.

En 1969 (mismo año que Gadafi en Libia) un joven soldado llamado Siad Barre llegará al poder instalando un gobierno en apariencias de corte socialista con un acercamiento directo a la Unión Soviética. Las relaciones con las potencias occidentales se mantuvieron y, por otra parte, se produjo el ingreso del país a la Liga Árabe, acentuando el carácter musulman de Somalia. Las ideas nacionalistas de Barre para crear una Gran Somalia fracasan en 1977 con la guerra de Ogadén, conflicto que enfrentó al régimen con Etiopía. El intento de Somalia de conquistar el territorio perdido en la posguerra genera lentamente el debilitamiento del gobierno somalí. La represión, el enfrentamiento entre facciones políticas y una creciente hambruna, cuyo punto más álgido se produce en 1984, precipitarán finalmente la caída de Siad Barre en 1991, exiliado posteriormente en Nigeria donde fallecería en 1995.

Las diversas misiones de paz y las intervenciones bélicas internacionales fracasaron de manera sistemática, como también los diversos gobiernos de transición organizados desde Kenia, dejando al país sumido en una cruenta guerra civil entre diversas facciones. Los clanes, unidad política histórica (muy característica de la inestable situación del país) son, en efecto, el núcleo de la organización social somalí en el presente. La situación actual de Somalia, sobre todo desde 2006 en adelante, ha permitido el asentamiento de diversos grupos terroristas que utilizan el territorio para sus operaciones, estableciendo así un carácter más virulento a los conflictos internos.

Mantener viva a Somalia, de eso se trata la literatura

Nuruddin Farah es uno de los escritores más significativos de Somalia. Su literatura ha buscado y busca reflejar tanto el triste presente como el pasado reciente de su tierra natal. Hijo de un comerciante y la poeta Aleeli Faduma, fue educado en Etiopía y domina varios idiomas: somalí, amárico, arábe, inglés y algo de italiano. Posteriormente estudió Literatura y Filosofía en la Universidad de Panjab, ubicada en la India.

La decisión de escribir en inglés se debió, inicialmente, a una cuestión técnica. El jóven Farah tenía solamente una máquina de escribir con el alfabeto occidental y lo que sería una decisión obligada terminó por ampliar, finalmente, las audiencias internacionales del autor y nuestro conocimiento de Somalia. Desde luego, este hecho personal situa a Farah por fuera del debate entre los escritores africanos sobre el uso de las lenguas coloniales en la literatura del continente, cuyos principales exponentes han sido el nigeriano Chinua Achebe y el keniata Ngũgĩ Wa Thiong'o

El proyecto literario de Nuruddin Farah abarca tres trilogías sobre más de una decena de novelas, lo que nos da la pauta de que hay mucho para contar sobre su país. Su primer conjunto de libros lleva como tópico las variaciones sobre la dictadura africana, y está inspirado en su vivencia personal. En efecto, Nuruddin ha vivido entre Estados Unidos y Sudáfrica, lugares de residencia tras su exilio de Somalia debido a la persecución del régimen de Siad Barre y la inestabilidad social de Mogadiscio. Su última trilogía Past Imperfect está compuesta por las novelas Links, Knots y Crossbones.

Mapas

La segunda trilogía de Farah lleva como título Blood in the sun y fue escrita a lo largo de doce años. Su primera parte es Mapas, la novela que hoy nos ocupa, y que tiene como contexto principal el conflicto de Ogadén de 1977 que llevó a Somalia a intentar conquistar la zona de Ogadén, ocupada por Etiopía. Este territorio se encuentra poblado mayoritariamente por somalíes.

La novela se centra en la infancia y el presente de Askar, un joven somalí que pierde a sus padres en el conflicto armado. Siendo huérfano es adoptado por Misra, quien entabla con el niño una relación especial. Al crecer, Askar decide vivir con sus tíos en Mogadiscio (la capital de Somalia) mientras su madre adoptiva permanece en el territorio de Ogadén. Como gran parte de la literatura africana, Mapas es una novela de aprendizaje. Gira en torno a las vivencias de ese protagonista que va creciendo con el conflicto armado entre somalíes y etíopes como telón de fondo. En una primera parte, los hechos son narrados a través de los ojos de un niño que crece y naturaliza la crudeza de la vida en tiempos de guerra. En la segunda, la narración parte de la visión de un adolescente que se debate entre seguir su camino o enrolarse en el Frente de Liberación de Somalia Occidental y volver a buscar a Misra, su madre adoptiva.

Al concluir la última entrega de la trilogía que llamó Secrets en 1998, el autor dejó en evidencia el carácter profundo de los personajes de Blood in the sun: “Mis novelas son sobre estados de exilio; sobre mujeres temblando en el frío cruel en un mundo gobernado por hombres; sobre el plebeyo negado de justicia; sobre un torturador torturado por la culpa, su propia conciencia; sobre un traidor traicionado”. Los estados de exilio son, en efecto, una posible interpretación del autor sobre su propia experiencia, pero también el presente de muchos somalíes. Mapas es, además, una novela coral o polifónica (por momentos epistolar) que ofrece diferentes perspectivas sobre un mismo hecho: la vida de este joven con la dureza de la guerra como telón de fondo.

Uno de los lugares centrales en la narrativa de Farah lo ocupan los personajes femeninos. La reinvidicación de las mujeres que viven en la actual Somalia es una de las principales preocupaciones del autor. Sin duda, esa es una de sus zonas de combate. En Mapas, el personaje de Misra es una muestra cabal de ello. La unión de esta mujer con Askar se convierte en uno de los elementos más potentes de la novela. Es absolutamente meritorio el trabajo del autor con una de las grandes deudas de gran parte de la literatura africana del siglo XX.

Como sucede con muchas grandes obras literarias, nos encontramos ante un viaje, y la idea del mapa se construye como la clave de lectura más oportuna para visualizar y cartografiar ese mundo completamente inestable. Quizás el mayor acierto de la novela de Nuruddin Farah sea, entonces, combinar una prosa poética que destaca por su belleza con la potencia de los hechos crudos y despojados de toda metáfora que rodean a los personajes de Mapas. La narración del autor somalí cumple, y con creces, su principal objetivo: mantener con vida a Somalia.

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